El siglo XVIII europeo fue el
de la Ilustración, la Enciclopedia y el encumbramiento de Inglaterra como gran
potencia colonial, comercial y mundial. Este mundo nuevo produjo la caída del
viejo. Por ello, el siglo XVIII fue también el del hundimiento del
"Antiguo Régimen", de la sociedad estamental, de los gremios, y de
una economía basada en la producción agrícola.
En 1789 una revolución puso fin a siglos de monarquía en Francia. El Rey
Luis XVI y su esposa, María Antonieta fueron ejecutados con el invento del Dr.
Guillotín, la guillotina, una máquina de cortar cabezas que se puso muy de moda
en Francia por esos años.La
revolución francesa significó el principio del fin del Absolutismo monárquico y
el triunfo de los principios de soberanía popular y división de los poderes.
El pueblo de París formó una asamblea que asumió el poder y suprimió
todos los privilegios de los nobles, entre ellos el de no pagar impuestos. La
Asamblea redactó la "Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano". Sus tres principios eran "Liberté, Egalité y
Fraternité"(libertad, igualdad y fraternidad). La declaración decía en uno
de sus párrafos "Los hombres nacen y viven libres e iguales en derechos.
Las distinciones sociales (el hecho de ser ricos o pobres) sólo pueden estar
fundadas en la utilidad común." También decía que "la soberanía
reside en la nación ". Esto quería decir que el verdadero poder lo tenía
ahora el pueblo de la nación y no ya el rey. Este es el principio de soberanía
popular según el cual el pueblo le da el poder a los gobernantes y si estos no
cumplen o se muestran incapaces, el poder debe volver al pueblo
Muchos son los que vieron en la revolución el triunfo de las ideas de la
burguesía, identificada con las ideas liberales, ideas basadas en la defensa de
las libertades individuales; en el derecho de cada hombre a ejercer sus
derechos esenciales: la libertad de expresión, de comercio, el derecho a la
propiedad y a la seguridad. Por primera vez se proclamó la existencia de los
derechos que todo hombre posee como hombre y como ciudadano, a partir de un
principio hasta ese momento desconocido: la igualdad ante la ley.
De todas las revoluciones contemporáneas, la francesa fue el único gran
movimiento de ideas que produjo un efecto real sobre todo el mundo. Junto con
la revolución norteamericana, la revolución francesa impuso el
constitucionalismo. Al imponer los principios de soberanía popular y abolir la
monarquía Francia quedo enfrentada a toda la Europa monárquica.
Así comenzó una prolongada guerra que se extendería por 23 años. Para
hacer frente a tan formidable enemigo fueron movilizados los sectores populares
urbanos que, con los jacobinos, llegaron a tener presencia en el gobierno
revolucionario. En 1794 desaparecido el peligro de una derrota, la alta
burguesía, integrada por grandes comerciantes, financistas, banqueros y
propietarios de industrias, se hizo cargo del Poder.
En conclusión, el proceso que
condujo a la independencia de la América española la revolución francesa tuvo
una gran importancia, junto con el movimiento de independencia de los Estados
Unidos y la invasión napoleónica en España y Portugal. En este proceso se
destacan las ideas heredadas de la ilustración y, sobre todo, la doctrina de la
soberanía del pueblo, opuesta a la tradición que concentraba la soberanía en el
rey, como base teórica en que se apoyó la independencia. Los hechos, sin
embargo, deben ser matizados. En primer lugar, aunque entre las gentes educadas
de la América Hispana y Portuguesa hubo mucha afición por la lectura, supliendo
los libros la falta de universidades, y que circulaban por estos suelos, en los
siglos XVII y XIX muchos libros de orientación moderna, la clase culta era una
pequeña minoría y la educación controlada por la Iglesia. En segundo lugar, el
hábito democrático que brotó en Francia era una expresión política de una clase
en ascenso que, en su lucha por controlar el despotismo de la Corona y eliminar
los privilegios, buscó crear una comunidad apoyada en el consenso. Convertida
esta comunidad en sujeto político, tornase soberana e impuso un control sobre
el Ejecutivo en un territorio identificado por una misma cultura (de allí la
idea de nación), lo que supone la aceptación de un gobierno libremente
consentido. En otras palabras, la. concepción política de la revolución
francesa se concretó en el Estado -Nación. La realidad en América Latina, que
heredó un modelo de Estado en una sociedad muy distinta a la sociedad europea
es diferente. El orden social que se estableció en España y sus posesiones fue
el de una aristocracia latifundista, unida a la Corona y a la Iglesia.
El siglo XVIII europeo fue el
de la Ilustración, la Enciclopedia y el encumbramiento de Inglaterra como gran
potencia colonial, comercial y mundial. Este mundo nuevo produjo la caída del
viejo. Por ello, el siglo XVIII fue también el del hundimiento del
"Antiguo Régimen", de la sociedad estamental, de los gremios, y de
una economía basada en la producción agrícola.
En 1789 una revolución puso fin a siglos de monarquía en Francia. El Rey
Luis XVI y su esposa, María Antonieta fueron ejecutados con el invento del Dr.
Guillotín, la guillotina, una máquina de cortar cabezas que se puso muy de moda
en Francia por esos años.La
revolución francesa significó el principio del fin del Absolutismo monárquico y
el triunfo de los principios de soberanía popular y división de los poderes.
El pueblo de París formó una asamblea que asumió el poder y suprimió
todos los privilegios de los nobles, entre ellos el de no pagar impuestos. La
Asamblea redactó la "Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano". Sus tres principios eran "Liberté, Egalité y
Fraternité"(libertad, igualdad y fraternidad). La declaración decía en uno
de sus párrafos "Los hombres nacen y viven libres e iguales en derechos.
Las distinciones sociales (el hecho de ser ricos o pobres) sólo pueden estar
fundadas en la utilidad común." También decía que "la soberanía
reside en la nación ". Esto quería decir que el verdadero poder lo tenía
ahora el pueblo de la nación y no ya el rey. Este es el principio de soberanía
popular según el cual el pueblo le da el poder a los gobernantes y si estos no
cumplen o se muestran incapaces, el poder debe volver al pueblo
Muchos son los que vieron en la revolución el triunfo de las ideas de la
burguesía, identificada con las ideas liberales, ideas basadas en la defensa de
las libertades individuales; en el derecho de cada hombre a ejercer sus
derechos esenciales: la libertad de expresión, de comercio, el derecho a la
propiedad y a la seguridad. Por primera vez se proclamó la existencia de los
derechos que todo hombre posee como hombre y como ciudadano, a partir de un
principio hasta ese momento desconocido: la igualdad ante la ley.
De todas las revoluciones contemporáneas, la francesa fue el único gran
movimiento de ideas que produjo un efecto real sobre todo el mundo. Junto con
la revolución norteamericana, la revolución francesa impuso el
constitucionalismo. Al imponer los principios de soberanía popular y abolir la
monarquía Francia quedo enfrentada a toda la Europa monárquica.
Así comenzó una prolongada guerra que se extendería por 23 años. Para
hacer frente a tan formidable enemigo fueron movilizados los sectores populares
urbanos que, con los jacobinos, llegaron a tener presencia en el gobierno
revolucionario. En 1794 desaparecido el peligro de una derrota, la alta
burguesía, integrada por grandes comerciantes, financistas, banqueros y
propietarios de industrias, se hizo cargo del Poder.
En conclusión, el proceso que
condujo a la independencia de la América española la revolución francesa tuvo
una gran importancia, junto con el movimiento de independencia de los Estados
Unidos y la invasión napoleónica en España y Portugal. En este proceso se
destacan las ideas heredadas de la ilustración y, sobre todo, la doctrina de la
soberanía del pueblo, opuesta a la tradición que concentraba la soberanía en el
rey, como base teórica en que se apoyó la independencia. Los hechos, sin
embargo, deben ser matizados. En primer lugar, aunque entre las gentes educadas
de la América Hispana y Portuguesa hubo mucha afición por la lectura, supliendo
los libros la falta de universidades, y que circulaban por estos suelos, en los
siglos XVII y XIX muchos libros de orientación moderna, la clase culta era una
pequeña minoría y la educación controlada por la Iglesia. En segundo lugar, el
hábito democrático que brotó en Francia era una expresión política de una clase
en ascenso que, en su lucha por controlar el despotismo de la Corona y eliminar
los privilegios, buscó crear una comunidad apoyada en el consenso. Convertida
esta comunidad en sujeto político, tornase soberana e impuso un control sobre
el Ejecutivo en un territorio identificado por una misma cultura (de allí la
idea de nación), lo que supone la aceptación de un gobierno libremente
consentido. En otras palabras, la. concepción política de la revolución
francesa se concretó en el Estado -Nación. La realidad en América Latina, que
heredó un modelo de Estado en una sociedad muy distinta a la sociedad europea
es diferente. El orden social que se estableció en España y sus posesiones fue
el de una aristocracia latifundista, unida a la Corona y a la Iglesia.
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